El cementerio de Azul presenta hoy, además de su función determinada, una serie de curiosidades y joyas arquitectónicas que se difunden como atractivos turísticos y propios. Desde hace tiempo, su estado de conservación no es el mejor generado por actos de vandalismo y la ausencia del municipio en su mantención.
Después de lo acontecido en el Cementerio local a fines de diciembre de 2017, cuando se produjo el derrumbe de un paredón perimetral y la posterior intervención del Municipio en el lugar, “arrasando” el sector denominado “De los Disidentes” – donde se produjeron daños en lo que tiene que ver con el patrimonio.
El cuidado del patrimonio y la memoria
Según expresa un trabajo realizado por la Facultad de Arquitectura de La Plata, los cementerios, como representación del patrimonio cultural de la comunidad, son una “institución característica cuyos modos funerarios reflejan las costumbres y manifestaciones imperantes en una época determinada”.
La importancia de valorizar los cementerios se fundamenta en que “la patrimonialización de los lugares sagrados de la muerte puede contribuir a la vehiculización de políticas de memorias e identidades. En este marco se considera que los cementerios constituyen un bien patrimonial que debiera ser preservado por su valor histórico, artístico y simbólico”.
Recorriendo la necrópolis local, ante el invaluable e inagotable caudal de información de los entrevistados, -parte del cual se intentará reflejar en estas páginas- referenciaron sobre el inicio del funcionamiento del cementerio que “de la parte fundacional el registro más antiguo que tenemos está ubicado en uno de los laterales y son tumbas que datan del año 1862, pertenecientes a los dos primeros molineros que tuvo Azul. De esa época se conserva la calle principal empedrada, con bóvedas, monumentos y sepulcros. La atraviesa una calle en cuyos extremos se hayan las rejas forjadas en hierro con la simbología del cráneo y las tibias cruzadas, que eran las salidas laterales. Visto desde arriba, esta intersección, simboliza la cruz”.
Respecto al patrimonio que se puede encontrar en el lugar contaron que “muchos hablan que la vanidad que se daba en la acrópolis, se volvía a repetir en la necrópolis. Una de esas características marcaba que debían estar en grandes mausoleos, en la calle principal, con construcciones de importancia. Lo que habían tenido en vida volvía a replicarse en la muerte”. Es así, que en el sector principal, se encuentran imponentes construcciones con elementos de estilo gótico, remontándose a la edad media, vitrales, ornamentaciones de gran importancia. Se observan además, elementos arquitectónicos que replican características de las casas que los difuntos habían habitado en vida y hasta algunos objetos personales dentro de las mismas.
“A partir del año 1862 hay un mayor registro de los decesos ocurridos en la ciudad. Se puede ver no solo el despliegue que tuvo el cementerio, sino que es un reflejo de lo que vivía la comunidad de Azul. Hay una riqueza de elementos arquitectónicos, góticos, art decó, además de elementos específicos, figuras masónicas, sacras, egipcias, vitrales, esa búsqueda de la trascendencia. También hay grandes arquitectos que trabajaron en el lugar” especificaron.
Pese a que se destinó un sector para los denominados “disidentes”, recorriendo el lugar pueden apreciarse diferentes objetos que representan simbologías de diferentes logias. Muchas de las bóvedas encierran significados en sus construcciones y también hay otras realizadas simplemente con los gustos de la época o adquiridas y confeccionadas por catálogo.
La conservación del lugar
Consultados sobre el estado de mantenimiento que presenta el cementerio señalaron que “el estado de conservación es malo. Hay mucha rotura por vandalismo y también el paso del tiempo y la falta de conservación han generado el estado actual que hoy presenta la parte más antigua del cementerio” agregaron además que “hay una intervención y confusión de competencias entre el derecho público y privado. El espacio es municipal, se cobra su mantenimiento, aunque no hay posesión definitoria del predio. A su vez las construcciones son privadas. Esta es una situación que se dá en todos los cementerios y genera algunas dificultades para avanzar en trabajos de recuperación y conservación, además del desinterés”.
La memoria colectiva reconstruye simbólicamente el pasado a través de diferentes medios como el arte, la narrativa, los escritos históricos y los monumentos conmemorativos, algunos de los cuales son de carácter funerario.
“La historia de un lugar se puede relatar desde un cementerio que es un sitio que no tiene movilidad edilicia y donde están todos los personajes para siempre. No es solo la memoria, sino las páginas de la historia de esa comunidad. A veces el deterioro, la falta de conservación atentan sobre todo esto”. Así ampliaron diciendo que “hay otros cementerios que están siendo tomados como “Cementerios patrimoniales” o como grandes espacios que van a ser en un futuro “museos a cielo abierto” donde se plantea la historia del lugar. Acá no nos falta nada. Desde 1860 hasta la actualidad podemos hacer un repaso de todo lo acontecido en la ciudad”. Esta es una modalidad que ya se plantea en distintas partes del país y del mundo, ofreciendo tours turísticos, visitas, etc.
“La idea sería poder delimitar un sector como patrimonio activo, es decir limitar las nuevas intervenciones, permitiendo la utilización del lugar solo a aquellas familias o herederos que ya posean construcciones. Empezar a hablar y revalorizar patrimonialmente la estructura con la que ya contamos, porque eso es algo que no se puede derrumbar ni perder”.
Así afirmaron y sugirieron que “habría que impulsar una norma para poder cerrar el casco histórico al uso cotidiano, que no se intervenga más en ese sector y se pueda conservar mejor el lugar. Quizás hoy la parte que dá por calle Tandil sería el lugar destinado a nuevas construcciones de nichos, y donde se debería buscar la refuncionalización. En realidad hoy el cementerio ha quedado en una zona urbana y quizás haya que pensar en otro predio o rever algunas normas para optimizar el espacio”.
Sobre este concepto ampliaron diciendo que “tampoco nos parece que haya sectores que se pueden readecuar en el predio fundacional, porque ya hay un patrimonio intangible que es la memoria del pueblo. Hay casos como el de Aurorita Martínez, donde la gente se congrega y es un lugar de culto, se manifiestan y hay quienes tienen sus creencias y no se las pueden sacar así porque sí. También hay otras historias, quizás algunas tristemente célebres como la de los Banks, o los restos que se encuentran en la fosa común traídos del Cementerio del Oeste, donde fueron trasladados una parte ínfima de quienes estaban enterrados en ese sector de la ciudad. A su vez agregaron que “No hay ningún tipo de política de manejo del cementerio desde hace muchísimos años, solo se limitan a cortar el pasto a veces y no mucho más. La verdad que se debería plantear alguna reglamentación y también darle la revalorización que se merece. Muchas veces se anuncia y se difunden las obras patrimoniales con que contamos, pero verdaderamente su estado de conservación es muy malo y no hay ningún tipo de acompañamiento por parte del Estado”
Quizás sería necesario, que el Concejo Deliberante sancionara una Ordenanza que tuviera como finalidad, llevar adelante acciones tendientes a resguardar, preservar, rescatar y poner en valor el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural del cementerio local.
Conservación del Patrimonio de Salamone
Para muchos estudiosos de Francisco Salamone, la portada del cementerio de Azul, constituye una de sus obras culmines. En la imponente fachada, la imagen cubista del Ángel Vengador domina la escena, secundado por tres rocas en relieve que representan las iniciales del réquiem cristiano, R.I.P. (Requiescat In Pace). Este es uno de los símbolos que caracteriza y representa a nuestra ciudad cada vez que se difunde el patrimonio o los atractivos turísticos.
Lamentablemente el frente, presenta en la actualidad varias grietas y un estado de conservación que no es el óptimo. Algo similar ocurre con la capilla interior, la cual tiene en una de sus paredes y parte del techo presenta un avance de filtraciones y humedad. Quizás puntos a tener en cuenta para una pronta intervención.
El Cementerio del Oeste
En el año 1951, por disposición del intendente municipal Dr. Ernesto María Malere, y dando cumplimiento a la Ordenanza Nº 64/1949 del Honorable Concejo Deliberante, se produce la suspensión definitiva de las inhumaciones en el Cementerio del Oeste (conocido como de “los pobres”), y desde esa fecha, el incipiente Cementerio Central pasaría a denominarse Cementerio único. A los deudos se les otorgaba un plazo de cinco años para el traslado de los restos de sus familiares.
Pese a la legislación vigente, y tras algunos años movidos en el país, no fue hasta julio de 1963 donde se cierra definitivamente el campo santo ubicado al otro lado del arroyo, trayendo finalmente solo una parte de los fallecidos que allí habían sido sepultados.
A fines de 1870 y principio de 1880, comienza a funcionar el Cementerio del Oeste. El mismo estuvo signado a la utilización de las personas que vivían del otro lado del arroyo, o que por diferentes motivos no podían acceder al Cementerio central. Este espacio no contaba con bóvedas, ni mausoleos, los difuntos se sepultaban en la tierra, con una sencilla identificación, compartiendo el lugar fuere cual fuere su creencia.
Fuente: diarioeltiempo